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Iglesia del Rosarillo

Se encuentra ubicada en la calle de San Juan de Dios, frente a la actual Residencia Sacerdotal, junto al Arzobispado de Valladolid.

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Esta iglesia fue el templo de un antiguo establecimiento hospitalario  heredero de dos cofradías históricas de la ciudad, con sus propios y particulares fines asistenciales, que se vieron obligadas a fusionarse en 1602 y en este espacio urbano, perteneciente a uno de ellas. Hablamos de las de Nuestra Señora del Rosario y la de los Santos Mártires Cosme y Damián.

 

La cofradía de Nuestra Señora del Rosario tiene su origen a principios del siglo XVI, cuando doña Catalina del Corral estableció que en 1503, junto a sus casas (en torno a la actual plaza de las Brígidas), se ubicase un centro para ejercer la hospitalidad con las viudas pobres que llegasen a Valladolid a pleitear y que se viesen afectadas por la enfermedad en ese momento.

 

Los historiadores clásicos de Valladolid  afirmaron que la presencia de la cofradía de los Santos Cosme y Damián en la entonces villa del Pisuerga era remota, aunque lo podía ser aún más la presencia del culto a los llamados “Santos Mártires”, pudiendo remontarse al siglo XII. Dos edificios se encontraron bajo su responsabilidad directa. Por una parte, una ermita que se hallaba a la orilla del Pisuerga y cercana al camino de Cabezón y, por otra parte, un establecimiento asistencial en la entonces plaza de la Piñolería, hoy conocida como del Rosarillo. Aquella casa ocupaba todo el frente del edificio que, posteriormente, dio a la Plazuela del Rosarillo.

 

La escritura y capitulaciones hecha entre las cofradías de Nuestra Señora del Rosario y la de los Santos Mártires del Rosarillo da testimonio de la fusión entre ambas: “En el año 1602, hallándose fundada la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y su hospital destinado al recoximientos de viudas honradas que venían a pleitos –dice el Libro Becerro-, en el sitio que ocupa oi el Palacio del Rey, parroquia de San Miguel, calle de San Diego. La Majestad del señor Phelipe 3º., necesitando de dicha iglesia para su Capilla Real y de la casa y hospital para ensanchar su Palacio, compró a la cofradía uno y otro edificio. Y ésta, hallándose sin iglesia donde cumplir sus funciones, trató de unirse con la de los Santos Mártires, San Cosme y San Damián, sita en la Plazuela de la Piñolería, donde al presente se halla, lo que tuvo efecto, y sobre ello pasaron los tratados que resultan de las escripturas quanto a la advocación de la iglesia, forma de hazer las festividades, cumpliendo de las respectivas memorias de cada cofradía y otras cosas… y pasaron ante el lizenciado Juan del Valle, notario apostólico, en esta ciudad de Valladolid, en 13 de abril del año de 1603”.

 

La petición fue elevada al segundo obispo de Valladolid, Juan Bautista de Acevedo, en nombre de los alcaldes, mayordomos, oficiales y cofrades de las que “en adelante” se iba a intitular como “cofradía de Nuestra Señora del Rosario y gloriosos mártires San Cosme y San Damián”.

 

Entre los acuerdos de la fusión, se estableció que la imagen de la Virgen del Rosario tendría que ser colocada en el centro del retablo. Por el contrario, las imágenes de San Cosme y San Damián se ubicarían al lado de ese retablo mayor. En la fachada, también se estableció el escudo de la Monarquía, tal y como se había permitido a la cofradía del Rosario.

 

El acuerdo se firmó el 13 de abril de 1603: “que el altar mayor que al presente ay en la iglesia deste hospital aya de quedar y estar donde está, con que se ponga de manera que el lo baxo d’el esté la custodia del Santísimo Sacramento y en lo alto en parte decente la ymagen de Nuestra Señora del Rosario con su rosario alrededor y a los lados ymagenes de los santos mártires San Cosme e San Damián y que en las portadas e arcos del dicho hospital echas o que se hiçiesen para siempre xamás se aya de poner de bulto o pintada en medio la ymagen de Nuestra Señora del Rosario e a los lados, las de los Santos Mártires e que lo mesmo aya de ser en todas las partes y lugares de la dicha iglesia, patio, sala, enfermería, corredores y en otras qualesquier partes”.

 

Esta “escritura de la unión y concordia” entre ambas cofradías, ratificada por el mencionado segundo obispo de Valladolid Juan Bautista de Acevedo, reglamentaba absolutamente todo. No se podía olvidar las citadas presencias de ambas devociones en todos los lugares y representaciones de la cofradía, desde el retablo, la iglesia, el patio, además de los estandartes y varas. En el caso de los entierros y las procesiones, establecía la concordia que los cirios y velas tenían que ser blancas, aunque en ellos iban pintados el rosario de Nuestra Señora y las insignias de los Santos Mártires, que eran un orinal y un bote. Los símbolos debían reproducirse en las andas procesiones o en los ataúdes que la cofradía usase, así como en las insignias.

 

Con el tiempo también otra institución acabó en este templo del Rosarillo. Se trata de la Congregación sacerdotal de la Presentación que estaba establecida y ejercía sus funciones en la iglesia del colegio de los jesuitas de San Ignacio, hasta que la Compañía de Jesús fue expulsada de España en 1767. La Congregación de la Presentación pasó primero a la parroquia de San Lorenzo y de allí a la del Rosarillo.  Por último se han integrado –congregación e iglesia del Rosarillo- a la Congregación sacerdotal de San Felipe Neri. Ésta se produce a principios del siglo XIX (7 de julio de 1815) siendo verificada ante el notario D. Tomás Guerra, celebrándose en S. Felipe Neri, a partir de entonces, la fiesta de la unificación el 23 de julio de todos los años. Desde eta fecha el título de la Congregación es de San Felipe Neri y Nuestra Señora de la Presentación.

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